21.11.05

Anselmo Marini


INSTITUTO NACIONAL YRIGOYENEANO
Ley N° 26.040
Fundado el 1° de junio de 1948


ANSELMO ANTONIO MARINI

1907 - 18 DE NOVIEMBRE - 2005

98° ANIVERSARIO DE SU NATALICIO


Con motivo de un nuevo aniversario del natalicio del Dr. Anselmo Antonio Marini, hombre de leyes, político de raza y estadista notable que fuera Miembro de Honor de este Instituto, compartimos con ustedes el discurso que en su homenaje pronunciara en la H. Cámara de Diputados de la Nación el Sr. Diputado Nacional por la U.C.R. Dr. Alfredo Allende.


Quizás haya tres grandes estilos de políticas superiores en cuanto a la proyección que tienen frente al público en general, dejando de lado aquella de los timbales, la de los clarines de la poesía inolvidable de Rubén, la épica cantada con devoción por las generaciones a través del tiempo. Hay una especie de trayectoria superior en lo político cuando se da el contacto directo entre el líder carismático y la masa, contacto permanente y que dura más allá de los límites de la vida. Son casos excepcionales. En el siglo que se ha ido hubo en la Argentina dos casos clamorosos. La vida actual tiene la característica de estar vehiculizada fundamentalmente por lo mediático como instrumento de coronación. Es una espada de doble filo, como si un lado estuviera dirigido hacia el mal y otro hacia el bien. La gloria consistirá en la convergencia de la realidad con la instancia publicitaria. El monumento lo ganará quien hace de su presencia en las pantallas y en la prensa en general un jalón favorable a los intereses nacionales y concreta en realizaciones su imagen, no la subvierte. Pero también hay otro tipo de política: la que carece de tambores y cánticos de oportunidad, la más recoleta -que suele ser la más profunda-, la menos conocida, la que subyace detrás de los oropeles pero tiene la consistencia rocosa de la virtud permanente. Anselmo Marini se mantuvo alineado en esta especie de gloria a la que no quiso siquiera asomarse pero que la historia verdadera, la de las tendencias profundas, la que busca las vetas que enriquecen la moral de los pueblos ya lo tiene agendado para el recuerdo posterior perdurable. Es la gloria que pertenece al ámbito de la docencia y de la decencia; es la gloria de aquellos viejos luchadores que nos enseñaron a los radicales y a todos en general a no someterse a la meliflua cotidianeidad de los halagos sensuales, al facilismo de la propaganda puesta al servicio -disculpen si lo digo con una antigualla- de patéticas miserabilidades. La canalla que hoy en día arremete contra la política, los vendedores de ilusiones de fondo y hasta de forma, esos reaccionarios que instigan a suplantar la actividad creadora de la ideología y la militancia por el pragmatismo gerencial que hace a sus intereses y a sus negocios no han reparado -no quieren hacerlo- en los "Marini", en la silenciosa marcha hacia la justicia social y el republicanismo auténtico que él dignificó, como muchos otros, pero tal vez nunca mejor porque hubiera sido poco menos que imposible. No voy a entrar en la parte histórica de su vida política. Sólo recordaré que fue presidente del bloque de la Unión Cívica Radical del Pueblo, y aquellos radicales que pertenecíamos a la tradición desarrollista, lo mirábamos un poco de soslayo. Por entonces sostuvo memorables debates con Gómez Machado -el formidable, y astuto Gómez Machado, tan convencido de sus verdades profundas-, a pesar de lo cual siempre hubo entre ellos un entendimiento cultural de alto vuelo que permitió la convivencia, esa convivencia a la que hemos hecho referencia y de la que fue maestro nuestro Chacho Jaroslavsky. Anselmo Marini debe ser un ejemplo permanente para todos. Poco tiempo atrás dijo que ya había vivido demasiado quizá porque por su edad ya no podía volcar toda la fuerza física e intelectual en provecho de sus conciudadanos. Sin embargo nosotros creemos que vivió la vida gloriosa de los apóstoles, de los seguidores sacrificados de Yrigoyen, aquel que exaltó al pueblo a los primeros planos por medio de la revolución democrática que inspiró y llevó a cabo, como otros grandes posteriores a él lo reconocieron públicamente, y sin ningún tipo de circunloquios me estoy refiriendo a Juan Domingo Perón. El monumento pétreo que espera a Marini y el espiritual que ya tiene, que nos sirvan de guía. Miguel Angel decía que la tarea del escultor era relativamente fácil: consistía en quitar de la piedra aquello que sobraba, quedando así la imagen verdadera, la que él idealizaba. ¿Cómo haríamos entonces con este criterio la imagen de Anselmo Marini? Eliminaríamos la parte que corresponde a la corrupción, el desprecio al pueblo, la vanidad personal y la soberbia, pero también a estos mercachifles de la posmodernidad y la antipolítica, y surgirían las líneas luminosas de ese hombre que fue grande sin querer llegar a serlo.


http://members.fortunecity.es/matiasbailone/marini.htm

http://institutoyrigoyen.tripod.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quiero felicitarlos por esta gran página web que rescata del olvido a los próceres de la Unión Cívica Radical.